Filosofía

El entorno es decisivo en el bienestar de una persona.

Creemos que una institución, también puede ser pensada como un entramado vincular con la potencialidad de producir modificaciones en las identidades y estados de ánimo de los que formamos parte de ella.

Trabajar sobre ese entramado vincular es una de las tareas más intensas e interesantes de realizar. Si las relaciones interpersonales tienden a ser empáticas, afectuosas y estimulantes; es razonable que las personas en esos ambientes tiendan a poder desplegar con mayor facilidad sus capacidades y recursos, para que su proyecto de vida continúe.

Es un enfoque gerontológico determinado, que parte de la idea de que la institución es la que debe adaptarse a la persona y no a la inversa. Para nosotros, se debe pensar al residente como un sujeto que ya trae consigo hábitos, costumbres, gustos, valores, ritmos, y que, por ende, no puede y no debe amoldarse a la institución: creemos que es ella la que debe adaptarse. Consideramos imprescindible respetar la singularidad de cada uno.

El envejecimiento activo es una forma de atravesar esta etapa con una buena calidad de vida, de un modo saludable, participativo socialmente, pero a la vez, independiente.
El término “activo” hace referencia a la participación continua del adulto mayor en cuestiones sociales, económicas, culturales, espirituales y cívicas. Nosotros intentamos ampliar, en el residente, la esperanza de tener y poder mantener una vida saludable; incluso, en aquellas personas que tienen cierta discapacidad o que necesitan una asistencia especial.