La complejidad de la pandemia en las residencias de larga estadía
Los protocolos oficiales para las residencias de larga estadía son rigurosos respecto de las pautas de cuidado en términos de prevención. Cumplirlos es fundamental para evitar el ingreso del COVID 19. El Grupo Montalto ha agregado desde un principio, normas aún más estrictas como por ejemplo el uso simultáneo del barbijo y máscaras para todo el personal y en todo momento, estén o no en contacto estrecho con el residente para su atención.
Sin embargo, está comprobado por la experiencia de los países europeos, que una vez que el virus ingresa se desplaza muy rápidamente. Posiblemente cuando un residente muestre los primeros síntomas, ya varios han resultado infectados.
Por otro lado, si un residente ha sido trasladado a un efector de salud de nivel dos para su atención -ajena a la sintomatología del COVID 19-. su reingreso se produciría “a ciegas”, es decir, sin saber con certeza si ha contraído o no el virus en la institución hospitalaria. Lo cual pone en riesgo a la población de la residencia y plantea la difícil tarea de aislar al residente para un posible control de un posible brote que no se sabe si realmente ocurrirá.
Y no sólo la atención de la salud física nos muestra la complejidad de la difícil situación que estamos viviendo. Se estima que un porcentaje considerable de las personas mayores que habitan en residencias de larga estadía padecen algún tipo de deterioro cognitivo. Esto dificulta la pauta de aislamiento hasta recibir la atención médica de emergencia, en un caso sospechoso de COVID 19, por ejemplo en residentes con diagnóstico de Alzheimer. Lo mismo ocurre al tratar de persuadirlos de mantener la distancia física adecuada en la vida cotidiana, tal como indican los protocolos para los residentes sin sospecha de COVID 19.
Por otro lado, los residentes que se encuentran aislados, tendrían más probabilidades de sufrir caídas, síndrome común en las residencias y para lo cual el Grupo Montalto ha trabajado afanosamente en su prevención en los últimos años.
Por último, y no menos importante, el distanciamiento, la modificación de las rutinas, la falta de visitas presenciales de los familiares y la disminución de las actividades programadas, puede afectar directamente la salud mental de nuestros residentes, lo cual repercutirá directamente en la salud física.
Ante esta situación, el equipo asistencial de cada residencia del Grupo, ha tomado la difícil tarea de asumir el cuidado no sólo desde el plano físico sino también desde lo recreativo y emocional. Es así que se proponen diariamente diferentes actividades que promueven el entretenimiento cotidiano y el esparcimiento. En un clima de trabajo ameno y alegre, enfocado en la resiliencia y en la generación de vivencias positivas. Con la adecuada supervisión y seguimiento del equipo directivo, médico y psicogerontológico.